miércoles, 31 de julio de 2013

El espejo de las almas simples: vuelta al origen


CXI Y ahora no puedo ser lo que de debo ser hasta que vuelva a hallarme donde estaba, en el punto en que estaba antes de que saliera de él tan desnuda como lo está el que es; tan desnuda como lo estaba yo cuando era aquella que no era

LI Es necesario—dice Amor—que esta Alma sea semejante a la Deidad, pues se ha transformado en Dios, por lo que mantiene su verdadera forma, aquella que le fue dada y otorgada sin comienzo por uno sólo que en su bondad la ha amado siempre.

LXXXIII Del mismo modo, la naturaleza del fuego no contiene en sí materia, pues hace de sí y de la materia una sola cosa y no dos. Y así sucede con aquellas de las que hablamos, pues Amor absorbe toda la materia de ellas en sí mismo. Amor y esas almas son una misma cosa y no dos, pues eso supondría discordia; pero son una sola cosa y por ello son concordia.

XXI Amor: Yo soy Dios —dice Amor—, pues Amor es Dios y Dios es Amor.

La vuelta al origen y a la verdadera identidad, que no es otra que ser lo que siempre ha sido, lo que no sabe que es. La meta es ser uno, ¿uno cómo? Como lo son la llama y el fuego, ¿qué fuego? El fuego es el amor que consume. La Biblia dice que Dios es amor. Si Dios es amor, y Dios es la llama, y en la llama el alma se consume y es una con el fuego, entonces el alma ha llegado a ser lo que verdaderamente es, lo que siempre había sido, lo que fue desde el principio y había olvidado, el alma es Dios.

Cierto que algunos tienen problemas para llamarlo amor, porque en la idea que tienen del amor hace falta un objeto, y es difícil sentir amor por la nada o el vacío. Mirar el vacío sintiendo un intenso amor hacia nada no parece tener sentido. El amor espera su recompensa, su realización, y no puede quedarse en un eterno deseo insatisfecho. Quizá el problema es la palabra amor, seguro que otras tradiciones tienen otros términos, sospecho que se refieren a lo mismo. El amor con objeto es maravilloso; el amor que va más allá del objeto es incomparable, el amor que revienta las costuras de los corazones y se abisma en toda la existencia, responde al irresistible instinto de no estar separado del Todo. Newton explicó cómo los cuerpos se atraen, pero no supo explicar por qué. Todo lo existente se atrae con una fuerza primaria, que proviene de su origen y lo lleva a su destino. Dante acertó plenamente al llamarlo “el amor que mueve el sol y las estrellas”.

domingo, 30 de junio de 2013

El espejo de las almas simples: Santa Iglesia la Grande


XIX ...y se apaciguarán cuantos se sienten turbados al oír este libro. Pues, si lo oyera leer, toda la Santa Iglesia se maravillaría.

Es verdad —dice Amor— para Santa Iglesia la Pequeña, que está bajo el imperio de Razón. Pero no lo es para Santa Iglesia la Grande —dice Divino Amor—, que se halla bajo nuestro gobierno.

XLIII Queremos decir —dice Santa Iglesia— que tales almas están en vida por encima de nosotras, pues Amor habita en ellas, y Razón en nosotras; pero eso no va en contra de nosotras —dice Santa Iglesia la Pequeña—, sino que al contrario las saludamos y loamos por ello con la glosa de nuestras Escrituras.

Este libro turba al ser leído, y turbó tanto que no dejaron de quemarlo una y otra vez, y todo por haber dicho que por encima de la Iglesia establecida hay una Iglesia espontánea y libre formada por todas aquellas almas esclarecidas cuya simple presencia ilumina el mundo. Y no dice nada negativo de la Iglesia institucional, que en el libro afirma que no son dos entidades enfrentadas. Una cumple su función de la forma más básica, más tradicional, se encarga de los ritos y las palabras que son muy dignos de respeto. Pero sus estrechos muros no pueden contener el aliento del espíritu, porque ninguna creación humana puede contenerlo. Más allá de esta Iglesia pequeña, no al margen ni en contra, sino avanzando mucho más en el camino, sin freno y sin límites, hay una Iglesia grande que es realmente la que encarna el cuerpo de Cristo en el mundo. Nadie sabe su tamaño ni si crece o desaparece, pero seguro que existe, aunque cueste tanto verla, porque está hecha de los elementos más simples, más corrientes de la humanidad, como aquellos vagabundos harapientos que pisoteaban los caminos de Palestina viviendo una vida diferente, en los que ningún historiador se fijó en su momento. Santa Iglesia la Grande amenaza con la libertad, y este es un desafío que no todos entienden.

viernes, 31 de mayo de 2013

El espejo de las almas simples: nada puede decirse


LXIX El Alma: Esas gentes —dice esta Alma—, a las que llamo asnos, buscan a Dios en sus criaturas, en los monasterios mediante rezos, en paraísos creados, en palabras de hombre y en las Escrituras.
Esas gentes, que buscan a Dios por valles y montañas, tienen por cierto que Él se halla sujeto a sus sacramentos y a sus obras.

XI Pues no hay otro Dios que aquel de quien nada en absoluto puede conocerse; sólo ése es mi Dios del que nada sabe decirse.
Pues, Señor —dice el Alma—, bien maldice de vos el que siempre habla de vos, y acaba así por no decir nada de vuestra bondad.
Pues yo sé con certeza que nada puede decirse.

LXIX Hasta que Raquel no muera, no podrá nacer Benjamín.

Son las formas externas de la religión, y cumplen su función, pero Dios no está en las oraciones, ni en los rituales, ni siquiera en la Biblia o en cualquier otro libro formado de humanas palabras, sea o no revelado; todos esos son guías y señales en el camino, pero aquello a lo que conducen está más allá. El que se queda encallado en estas cosas, el que se aferra a ellas, (aquello que diferencia unas religiones de otras, aquello que separa), las hace sus ídolos y acaba adorándolas en lugar de aquello hacia lo que señalan. Todo aquello que da forma es un medio para llegar a lo que está más allá, lo que no tiene forma ni puede decirse ni comunicarse de ninguna manera, sólo puede experimentarse. El que lo ha experimentado ya no necesita más palabras. Por eso no se dice ni se escribe lo bastante que las palabras no pueden decir nada. Entendedlo, ninguna de estas palabras puede decir nada. Sólo pueden decir lo que no es. No está en estas palabras. Buscadlo más allá.

Raquel es las palabras y los razonamientos. De ella nace Benjamín, que es la revelación de la verdad. Pero para que Benjamín viva, Raquel debe morir. Una vez se ha nacido a la experiencia, ya no es necesario razonar.

martes, 30 de abril de 2013

El espejo de las almas simples: un Alma


Un alma que no pueda hallarse
Que se salve por la fe sin obras
Que se halle sólo en amor
Que no haga nada por Dios
Que no deje de hacer nada por Dios
A la que no se le pueda enseñar nada
A la que no se le pueda quitar nada
Ni dar nada      
Y que no tenga voluntad
 

Este alma se siente tan poca cosa, tan humilde y pequeña, que sencillamente desaparece, por lo que no puede ser hallada.

Este alma ya no decide por sí misma, por sí misma no hace nada, pero la fe la ha llenado de amor, que es el que actúa por ella, por eso esta alma no tiene mérito alguno por nada que haga.

Este alma se halla dentro de amor, no amor dentro de ella, esto significa que no hay nada en el mundo, nada que la separe un ápice de aquello que ama.

Este alma está tan perdida de sí misma, ha anulado tanto su yo, que por sí misma no hace nada, ni por ella, ni por Dios, ni por nadie. Esto sólo significa que ella es el instrumento de Dios, que lo hace todo por ella; es capaz de hacer todo lo que Dios sea capaz de hacer por medio de ella, es decir, es capaz de hacerlo todo.

Este alma está fundida con el Todo, ¿qué le puede quedar por saber?

Este alma se ha perdido a sí misma, no hay nada en este mundo que no dejara perder gustosamente. Pero si tiene el Todo a su alcance, ¿qué se le puede dar que no tenga ya?

Si este alma tuviera voluntad, estaría dividida entre su voluntad y Dios, y ya no estaría en la paz de la unidad. Por eso ha entregado su voluntad y es como una flecha lanzada que vuela derecha en la dirección que debe, sin dudas, sin arrepentimiento, afilada y rápida, única y libre.

domingo, 31 de marzo de 2013

El espejo de las almas simples: Naturaleza

IX Amor: Para hablar con brevedad, tomemos por ejemplo un Alma —dice Amor— que no desee ni desprecie pobreza ni tribulación, ni misa ni sermón, ni ayuno ni oración, y le dé a Naturaleza cuanto le haga falta sin remordimientos de conciencia.

XIII Razón: Lo mejor que yo sabría aconsejar es que se deseen el desprecio, la pobreza y todo tipo de tribulaciones, misas y sermones, ayunos y oraciones, que se desee soberanamente el paraíso y se tenga miedo al infierno, que se rehúsen cualquier tipo de honor, las cosas temporales y todos los placeres, negándole a Naturaleza lo que pide, a excepción de aquello sin lo cual no podría vivir, siguiendo el ejemplo del sufrimiento y pasión de nuestro Señor Jesucristo.

Razón tiene razón, y no es un mal propósito la imitación de Cristo, pero Razón es cuadriculada, y en lugar de profundizar en su corazón, se traza un cuadro de objetivos a seguir que le parecen los rasgos principales de la vida de Jesús. Rasgos de humildad, lo cual no está mal, pero también añadidos mucho más convencionales, como las misas y los sermones, o el infantil dualismo de cielo e infierno como premio y castigo. Es la típica mentalidad de esfuerzo y recompensa: yo soy bueno, me esfuerzo en cumplir todos los retos que se me piden, y a cambio espero la recompensa de mi salvación. Por supuesto, esto exige una infraestructura, una entidad bien organizada que se encargue de gestionar la salvación y la vaya dispensando a los esforzados que se la merezcan.

No es un mal propósito una vida virtuosa, humilde y entregada, y de hecho Amor dice que no la desea ni la desprecia, y ahí está la clave. Para Amor no es un objetivo, no es una transacción de economía espiritual, por eso simplemente se sumerge en ella, y se deja llevar por Naturaleza, no entendida como la parte más vil del ser humano, sino como el Camino, la Vía espontánea y natural que siempre sabe qué es lo correcto. Este libro no se pone en contra de todas las acciones que se llevan a cabo en bien del prójimo; es el viejo dilema de la fe o las obras. Un ritualismo mecánico y vacío quizá proporcione algún servicio al necesitado, pero la verdadera transformación de las relaciones humanas sólo puede provenir del desprendimiento y la bondad espontánea, no artificial. Por eso este libro dice que la persona auténtica no necesita misas ni sermones, no necesita intermediarios… Ya sabemos lo que eso significa.

jueves, 28 de febrero de 2013

El espejo de las almas simples: Alma Universo


Y esta Alma, que se ha convertido en nada, lo tiene todo y por ello no tiene nada, lo quiere todo y no quiere nada, lo sabe todo y no sabe nada.

No es su voluntad quien lo quiere, sino que es la voluntad de Dios que lo quiere en ella; pues no es que esta Alma habite en Amor y Amor le haga querer esto a través de algún deseo, sino que Amor, que ha atrapado su voluntad, habita en ella, y por eso, de ella Amor hace su voluntad.

El alma que se ha convertido en nada es la que se ha entregado tanto que ha renunciado a todo lo que era (o lo que creía ser) y por eso no tiene nada, no quiere nada, no sabe nada. Es que ya no existe. Muerte del ego-ísmo, de la mezquindad. No tiene voluntad, pero la voluntad de Dios habita en ella, y así esta alma realmente es, lo es Todo. Ya lo tiene todo, lo quiere todo, lo sabe todo. El alma ha desaparecido, y en su lugar habita el universo entero.  

Ser una sola cosa impide ser todas las demás. Por eso el camino es huir de lo concreto y limitado, de aquello que nos diferencia de lo exterior a nosotros, incluyendo a todos los demás seres. Percibir lo común, lo universal. Identificarse con ello. Entonces veremos desaparecer el espejismo de ser seres separados y quizá podamos percibir el alma única (llámalo Dios o Amor).

miércoles, 30 de enero de 2013

El espejo de las almas simples: Corazón


Caridad no conoce vergüenza, ni miedo ni dolor; es tan recta que no puede quebrarse ante nada que le acontezca. Caridad no hace ni se preocupa de nada de cuanto está bajo el sol, todo el mundo es para ella lo que le resta y lo que le sobra.
 
 
Caridad, Amor, se apodera del corazón y lo somete, y el corazón se deja arrastrar por él. Pero este corazón esclavo es auténticamente libre, porque ya no carga consigo mismo, con la responsabilidad de sí y la obligación de velar por sí mismo. Este corazón es libre porque ya no conoce el miedo, no tiene miedo del dolor ni de la muerte. Este corazón es inmortal, y se lanza a hacer cualquier cosa, por arriesgada que sea. Este es el corazón que es capaz de mover el mundo.
 
 
El corazón enamorado se abre al mundo entero, consciente de que él solo no es nada, de que debe unirse al mundo entero para serlo todo, por eso todo le resta. Al mismo tiempo, no se aferra a nada en el mundo, pues sabe que destruimos aquello a que nos aferramos. No necesita nada, por eso todo le sobra. No necesita buscar, preguntarse, inquietarse, no se preocupa. Este corazón es el centro del universo, y todo fluye hacia él. Y sólo ha tenido que enamorarse para conseguirlo.